EL VALOR DE REPRESENTAR A TU PAÍS
Te llega un paquete, lo abres y es tu kit como seleccionado nacional de tu país, playeras de juego, de entrenamiento, gorras, muñequeras, calcetas, tenis y uno que otro detalle más. Sacas la playera, la miras con atención, la tocas, los colores que representan a tu país, el escudo, lo besas y te la pones justo a la altura de tu corazón que bombea un poco más rápido que lo que acostumbra.
Es la emoción, es el orgullo, es la oportunidad de poder ir al evento más importante de deportes en el mundo, se lleva a cabo sólo cada 4 años. ¡Qué suerte poder estar ahí, afortunado soy de haber sido seleccionado!
Te lo pruebas, te ves al espejo y tu imaginación vuela, te ves escuchando el himno de tu país, en la bocina se escucha tu nombre, subes y recibes esa medalla que tanto has deseado, el público te ovaciona tanto en el estadio como los miles de espectadores que están viendo en la televisión tu hazaña, es tu sueño, es tu meta, es un honor, es la gloria para ti y para tu país.
Parecería que nadie tiene la opción de no soñar con eso, es un chip que deben de traer todos los atletas, nadie, nunca puede pensar distinto, sería raro, se vería mal, eres un pésimo deportista que sólo piensas en tu beneficio.
La polémica entre el amor a la camiseta y el dinero siempre ha estado presente, en todos los deportes, unos más, otros menos. Habría que aclarar varios puntos ya que, nada, es tan sencillo como parece.
Los simples mortales que tenemos el deporte como un hobby, por salud, por diversión, que solemos hacerlo recién levantados, antes de dormir o sólo los domingos, nos cuesta entender que lo que nosotros hacemos diariamente en la oficina para subsistir, ellos lo hacen en las canchas, en los entrenamientos, en el gimnasio, durante los torneos, en las entrevistas, los viajes, cuando los detenemos por un autógrafo o una foto, sí, todo eso son sus actividades diarias en la oficina, suena divertido, ¿no?, tanto como lo es para nosotros nuestras actividades, que espero ambos podamos decir que hacemos lo que nos gusta.
Por eso es que habrá una estrategia para cada proyecto (torneo). Ir a las Olimpiadas parece esa gran oportunidad para cualquiera, el sueño de todos que no puedes dejar pasar y seguro, habrá muchos que lo vean así.
En un proyecto, nuestra estrategia depende de tus valores, oportunidades, necesidades y objetivos que quieres para tu carrera.
Tus valores siempre dependerán de tu experiencia, de lo que has aprendido y cómo te ha ido durante tu vida, de quienes te los han enseñado, en fin, si algún deportista dice que no le importa realmente representar a su país, es muy válido y se debe respetar. Para otros, simplemente es impensable no hacerlo.
Hay algunos jugadores que dependen de las oportunidades, sino tienes cierto ranking o número de partidos jugados no podrás participar. Y es que ahí te va cómo es el criterio de selección.
En los cuadros individuales masculino y femenino entran 64 participantes en cada uno, en los dobles habrá 32 parejas y en los mixtos 16. De principio entran los primeros 56 tenistas del ranking de la ATP y WTA que se publiquen después de Roland Garros, a ellos se suman 8 invitados por el ITF que los elige según el número de competiciones importantes, como los Juegos Panamericanos, Asiáticos, Africanos, etc.
A esto agrégale que cada país tiene un límite de 12 jugadores, 6 hombres y 6 mujeres, 4 de cada uno van a los cuadros individuales y 2 más a los dobles. En este caso, jugarían los 4 mejores de cada país.
¿Te preguntarás porque entonces hubo tantos jugadores que decidieron no ir? Rafa Nadal, Roger Federer, Victoria Azarenka, Angie Kerber, además de los muchos lesionados que hay.
Una de las razones es la edad, hay un cambio de generación importante en este momento, los jugadores experimentados ya pasan la gran mayoría de los 30 años, como los 4 que mencione arriba, que, sin duda, el desgaste que tiene al jugar con los jóvenes es muchísimo, los 4 han estado lesionados y la pandemia los sacó de ritmo, para ellos es más importante ganar un Grand Slam como el US Open, que ir a las Olimpiadas, ya que todos también han participado antes y tienen medallas.
Muchos aprovechan que los grandes jugadores, en teoría, estarán en las Olimpiadas y buscan ganar torneos, sumar puntos y generar más dinero del acostumbrado.
Se debe tomar en cuanta algo muy importante, ¿sabes cuánto se les pagan a los atletas por participar en los Juegos Olímpicos?
Nada, no hay pago, ni por jugar ni por las medallas. Algunos reciben algo de sus sponsors, como el pago del viaje, la comida y, por supuesto, la ropa que debes ponerte. Un caso muy claro en estos juegos fue Garbiñe Muguruza, quién tiene años ya con Adidas y, seguramente, es una de sus asociadas más populares, su outfit era distinto a las de sus compañeras.
Y es que finalmente, quién decide representar a su país, lo hace por amor al juego y, al honor que merece ese reconocimiento al ser seleccionado. La presión que viven los atletas es mucho más grande que cualquier otro torneo, porque no sólo juegan por ellos mismos, es por toda una nación que cree en ellos, que esperan que logren su cometido de ganar medallas, cuando no se logran ellos deben cargar con la tristeza y decepción de todo un país, además del sentimiento propio.
También deben aguantar las críticas de los medios, sobre todo de sus países, que generalmente suelen ser muy duras. Así que, sin dinero, con críticas, con una cama pequeña, con un compañero de cuarto que no siempre conoces, algunas veces con climas extremos, en este momento, sin poder salir, ni conocer la ciudad, no se pueden acercar a la gente y, como dijimos, con una gran presión, mucho más de lo acostumbrado.
El hecho de ir a los Juegos Olímpicos, es más por amor al juego, a su país y al reconocimiento de haber participado.
En la antigua Grecia, los ganadores de las competiciones eran convocados al templo de Zeus para recibir como premio una manzana o una corona de olivo y laurel.
Sin embargo, la verdadera recompensa para los triunfadores eran el honor y la gloria, además de las narraciones épicas sobre sus victorias que escribían los historiadores y poetas de aquel entonces.
Mucho no han cambiado las cosas, ya no dan manzanas ni coronas, dan medallas y, las narraciones épicas se siguen dando en todos los medios de comunicación y redes sociales. Al final lo más importante, sigue siendo el honor y la gloria de representar a tu gente de la mejor manera posible.
Mis respetos a todos los que deciden aceptar la invitación a los Juegos Olímpicos, ganen o no medallas, porque la entrega, las emociones, los triunfos, las derrotas se magnifican de una manera que no lograremos comprender hasta que lo vives.
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